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Para el día de Acción de Gracias, había pasado 30 días en un programa residencial. Sus padres habían planeado un viaje a Florida para las vacaciones. Sin embargo, cuando tenían que irse, no pudieron encontrarla. Se había topado con una vieja amiga que estaba tomando drogas. Laura recayó esa tarde. Aunque no tocó la heroína, sí bebieron alcohol, tomaron morfina y aspiraron cocaína. La mezcla de alcohol y drogas la mató.
Después de su muerte, los padres de Laura empezaron a participar en el Grupo de Prevención de Sobredosis de Georgia, que impulsó la promulgación de la Ley de amnistía médica 911 de Georgia, en 2014 (el padre ahora es miembro de la junta directiva del grupo). Esa ley protege de las acciones judiciales y los socorristas a quienes busquen ayuda inmediata en una emergencia médica para alguien que haya tenido una intoxicación o sobredosis de drogas; protege a quien llame y a la víctima si los socorristas que acuden a ayudar encuentran pequeñas cantidades de drogas o artículos relacionados. Los padres de Laura esperan que esta ley ayude a salvar vidas cuando ocurra una emergencia médica en una situación de sobredosis por droga, para que las personas involucradas busquen ayuda médica sin temor a ser enjuiciadas.