Sea por una lesión deportiva, porque le hayan extraído las muelas del juicio o simplemente por un accidente, hay muchas razones por las que los médicos pueden recetarles opioides a los adolescentes.
Pero ya que la epidemia nacional de adicción a opioides está continuamente en las noticias, es probable que titubee en permitir que su hijo/a adolescente tome el medicamento.
Por un lado, usted no quiere que su sufra dolores intensos; por otro lado, tampoco desea que un medicamento le lleve a la adicción o le abra las puertas a otras drogas.
Y ese miedo no está del todo injustificado. De acuerdo con la más reciente encuesta nacional de consumo de drogas y salud, en el curso del año pasado, casi 900,000 jóvenes de 12 a 17 años tomaron analgésicos indebidamente. Aquí hay otro dato terrible: muchos adictos a la heroína empezaron con la toma indebida de medicamentos de venta con receta.
Entonces, ¿qué debe de hacer?
Obviamente, usted conoce mejor a su hijo/a, pero a continuación encontrará algunas cosas que debe considerar si piensa permitir que tome los analgésicos prescritos.
Tenga en mente que sí hay una forma responsable de tomar opioides de venta con receta.
Ya que escuchamos tanto acerca del uso indebido de los analgésicos, a veces olvidamos que la mayoría de los adolescentes los toman sin ningún problema.
Siga estos pasos para que su joven querido/a tome los analgésicos recetados de manera responsable.
Hable con él/ella antes de su cita. Antes de ir al consultorio del médico o del dentista, platique con su adolescente acerca de los analgésicos opioides de venta con receta.
No olvide mencionar lo siguiente:
- Los médicos recetan medicamento para dolores de moderados a graves.
- Muchos analgésicos son adictivos.
- ¡No comparta sus medicamentos! Se le recetan específicamente a usted y usted debe ser el único que los tome. Lo que puede ser una dosis correcta para usted puede ser mortal para otra persona.
- Tomar analgésicos y alcohol a la vez es mortal (ya de por sí es ilegal que el adolescente beba alcohol).
- También puede tomar analgésicos de venta libre o probar otras formas naturales de aliviar el dolor.
Asimismo platique con el médico. Limitarse a buscar en Internet podría no ser suficiente. Así pues, le convendría tener una plática con el doctor acerca de las diferentes opciones de receta, las inquietudes que tenga usted por la adicción, las diferentes opciones de analgésicos, qué se puede esperar después del procedimiento, cuánto tiempo tendrá que tomar su hijo el medicamento, la dosis, etc.
Después de que le den la receta a su hijo:
Vigile de cerca cómo toma los medicamentos. Antes de salir del consultorio, pídale al médico que les explique a los dos pormenores del medicamento recetado: los efectos secundarios, el riesgo de sobredosis, la dosis correcta y la duración del tratamiento. Ya que los analgésicos son muy potentes, muchas veces se señala que se tomen con seis u ocho horas de separación (algunos hasta con 10 horas). Pero si el dolor aparece, su hijo/a (como muchos adultos) podría verse tentado a tomarlo antes.
Guarde usted los medicamentos. Sí, usted (y probablemente el doctor) ya habló con su adolescente sobre el uso indebido de los analgésicos. Y sí, usted respeta y confía en su adolescente. Pero ¿en verdad hay alguna buena razón para que él guarde un frasco completo de potentes analgésicos? Si no se le ocurre ninguna, más le convendría guardar el frasco usted mismo. A su adolescente le quitará la tentación de tomarlos en exceso o de compartirlos con sus amigos. Cada día, usted le dará a su hijo la cantidad de pastillas que va a necesitar.
Deshágase de las pastillas sobrantes. Cuando haya terminado el periodo del tratamiento, asegúrese de sacar de su casa las pastillas que hayan quedado. Puede depositarlas en los sitios oficiales de depósito de medicamentos de venta con receta (encuentre uno aquí) o desecharlas debidamente en su casa.
Como ya se mencionó, la mayoría de los adolescentes toman analgésicos recetados sin ningún problema. Pero ser juicioso y tomar estas precauciones puede hacer que la experiencia tenga éxito y permitir que su hijo tome medicamentos recetados de manera responsable por el resto de su vida.
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